lunes, 4 de octubre de 2010

NOTICIA POLÍTICA

'El Partido Verde, en Brasil, es una ficción'

Un analista de la Universidad de Río de Janeiro habla de la tercera fuerza electoral del país.

La votación del domingo puso a Marina Silva, la candidata del Partido Verde, en una doble contradicción. No pasó a la segunda vuelta, pero con casi 20 millones de votos se convirtió en la tercera fuerza electoral del país.
Es claramente el fenómeno político del momento en Brasil, pero no se ve cómo podría capitalizarlo sin perder su independencia, decisiva para su buen desempeño en las urnas.
Francisco Carlos Teixeira es profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad Federal de Río de Janeiro. Para él, el fenómeno electoral en Brasil puede analizarse mejor desde la comparación con lo que ocurrió en Colombia en las últimas elecciones.
¿Por qué dice que se presenta un paralelo con la presidencial colombiana?
Porque ahí también hubo un fenómeno de transferencia de votos, en este caso de un mandatario como Uribe que terminaba una presidencia exitosa. Santos no era un desconocido, pero no había sido elegido para nada.
¿A diferencia de Colombia, el Partido Verde tiene con qué decidir esta elección en Brasil?
Es lo que los dos candidatos se preguntan hoy, con gran desconcierto. El problema es que los verdes no son un partido estructurado. El Partido Verde, en Brasil, es una ficción.
Tenemos políticos verdes en gobiernos de varios estados en los que se hacen alianzas sin contenido ideológico o programático, solamente por los cargos. Pero la cuestión es Marina (Silva), que yo pienso es más grande que el Partido Verde. Lo decisivo será el papel que Marina pueda desarrollar de aquí en adelante, ella será la clave.
¿Qué podría pasar con los votos verdes?
En Río de Janeiro, los verdes están aliados a Serra. En la escala nacional, es posible que los votos verdes del noreste y de la Amazonía se vayan por Dilma. Pero en Sao Paulo, Minas Gerais y en Río Grande do Sul es muy seguro que los verdes vayan por la libertad en los votos y, en ese sentido, voten por Serra.
Ahora, una parte importante de los votos de Marina son jóvenes que votan por primera vez y que no reconocen a ningún partido tradicional. Además, no están obligados a votar. Esa sería una neutralización de miles de votos de Marina. Creo que muchos de sus votantes elegirán no apoyar ni a Serra ni a Dilma.
 ¿Usted ve a Marina adhiriendo a alguno de los dos sectores?
Para Marina, particularmente, es muy difícil. Por un lado, no es una conservadora como el partido de Serra, así Serra no sea un conservador clásico. Y, por otro lado, la salida de Marina del gobierno Lula fue en gran medida por responsabilidad de Dilma.
Los choques entre las dos han sido importantes, y muy personales. Dilma siempre salió adelante y les impuso un ritmo de trabajo a entidades que estaban bajo la administración de Marina. Es más, durante la cumbre de cambio climático de Copenhague, Lula decidió mandar a Dilma y ella llegó a chocar abiertamente con la posición de Marina.
Entonces, ¿Cuál es la fuerza real de Marina Silva hoy?
Es su problema: la esterilidad de los votos, de una figura muy correcta, muy importante, muy digna, pero sin la posibilidad de transformarse en un cacique político, porque tiene casi 20 millones de votos, pero quedó entre una derecha sin tradición social y una izquierda desarrollista, empedernida.Es un dilema: ella representa una novedad, pero si adhiere a Serra o a Dilma, la novedad se va.
¿Cómo se explica la caída de Dilma Rousseff, que llegó a tener 57 por ciento de intención de voto en las encuestas?
Esto es interesante, porque es otro paralelo con los comicios recientes en Colombia. Yo tengo una pregunta: ¿Dilma realmente cayó, o las encuestas estaban completamente despistadas? Es muy parecido a la situación con Mockus. Las encuestas mostraban porcentajes muy, pero muy diferentes. Mi opinión es que nunca ha existido una Dilma con 57 por ciento de la intención de voto.
A pesar de todo, usted sostiene que Dilma Rousseff sigue siendo favorita...
Sí, porque Serra está en su máximo nivel posible. Si usted se fija, Dilma no va a perder votos en la segunda vuelta y no se ve cómo podría haber más que un paso residual de votos de Marina a Serra. Además, en la segunda vuelta, se necesita sólo una mayoría directa, y eso Dilma lo tiene.
WILSON VEGA
Enviado especial EL TIEMPO
RÍO DE JANEIRO

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